UUna vez más, la revista Cáparra se muestra como una foto fija de las experiencias que llevan a cabo los centros educativos de la provincia de Cáceres. Si tuviéramos que agrupar los artículos que contiene este número por el tipo de contenidos, resaltaríamos las siguientes líneas: la innovación metodológica, el aprendizaje de los idiomas, el fomento de la lectura, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, los programas europeos y las redes de distintos tipo; tales como: red de eco-centros, educación para la salud, redes sociales y red de emprendedores.
Una visión general de esta edición, evidencia que hay una relación de causa efecto entre las llamadas redes de apoyo social e innovación educativa y la cultura emprendedora. El trabajo por proyectos, que suelen plantear las redes educativas, implica el aprendizaje por Competencias; es decir, educar para la vida; o lo que viene a ser casi lo mismo: aprender solucionando problemas. Por otra parte, el trabajo en red lleva implícito el aprendizaje compartido, pues una idea fundamental de las redes es la de compartir experiencias; porque esa es la manera de generar conocimientos.
Viene al caso recordar una idea que se oye en la actualidad varias veces al día: que la creación de empleo sólido depende de una cultura emprendedora. En ese sentido, es inevitable poner en relación la innovación educativa con el fomento de la cultura emprendedora. Y una manera de hacerlo es alentar las redes de innovación educativa. Unas redes que siempre dan lugar a excelentes artículos para compartir... en CáPaRra, por ejemplo.
En esta ocasión, las imágenes artísticas que marcan la estética de la revista se las debemos a Pilar Porras Ramos. El dossier final con la muestra de su obra aparece enriquecido con jugosos textos de Sebastián Redero, Joaquín Vaquero y Gonzalo Hidalgo.
Gracias de manera entrañable a quienes habéis colaborado en esta edición.
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